miércoles, 5 de enero de 2011

Por la salud y por Obama

Uno ya los conoce; los caza turistas. Aparecen cerca de todos los monumentos turísticos para venderte artesanías, pero este nos salió al asecho de la nada. Ibamos saliendo del castillo de Saõ Jorge pasando por frente a un hombre que cantaba con una guitarra. Al éste mencionar su país africano (ya no recuerdo si en verdad fue Senegal u otro) uno de los vendedores ambulantes le saludó desde lejos, como que él también era del mismo lugar. Nosotros en seguida le hicimos fiesta a su orgullo patrio y le sonreímos. Y el hombre que pasaba por nuestro lado, el vendedor que aún no se mostraba como tal, se nos acercó para hablarnos.
—¿De dónde son? —nos preguntó.
—De Nueva York.
—¡Oh, de America! ¡como Obama!

Por el acento que tenía, a Altin se le ocurrió preguntarle que si hablaba francés, y el hombre cada vez más emocionado. Estaba dis que tan contento que nos iba a dar "gratis" una pulsera de cuero y cascara de coco para Altin y un collar para mi. Según le dijo a Altin, el collar me ayudaría con el hígado y con la circulación; que era bueno para la salud... ah, y por Obama. Si, así mismo nos dijo, y yo muerta de la risa con toda la situación. Por la salud y por Obama —decía una y otra vez, porque el presidente tenía familia en Africa y el país iba a estar mejor con él que con el otro ¿Cómo se llamaba? En fin, que espero que tenga razón, porque las cosas están difíciles esté quien esté en la presidencia. Nosotros le dejamos hablar, pero sabíamos que algo se tramaba. Entonces nos dijo que si le dábamos algo por el collar y la pulsera. —¿Pero no dijo que nos los regalaba? ¿que eran gratis?— Claro que no lo eran, pero el tiro le salió por la culata porque la que carga el menudo soy yo, separado de los billetes grandes que los guarda Altin. Cuando se viaja es buena idea no cargar todo el dinero junto ya sea por robo o por una situación como esta. Lo gracioso es que yo saqué dos euros y el siguió pidiendo, que si le dábamos diez. Yo le di lo que tenía en menudo en mi monedero, uno que me regaló mi hermana un día que fuimos de compras a Chinatown en NYC. Apenas tenía cinco euros, y con eso se tuvo que conformar. Él seguía pidiendo pero le enseñé que no tenía más y resignado nos dejó ir, no sin antes echarle más bendiciones a su presidente favorito. 

Bajando un poco más por la calle —es que Lisboa esta lleno de cuestas— apareció otro vendiendo los collares ¡a 20 euros! Le dije que ya tenía uno, y hasta se lo enseñé, pero seguía insistiendo porque el que él me vendía era de otro color. —¿Por cuanto lo compraste? —me preguntó. Imagino que para comparar y hacerme una oferta que no pudiera resistir. —Por lo mismo que tú pides —le respondí, dejándolo sin contraataque. Y así nos fuimos calle a bajo con nuestros souvenir de la buena suerte. 

4 comentarios:

  1. O sea, que no pudo cogerte "de pera". jajaja

    ResponderBorrar
  2. Aunque bien que lo intentó con esa artimaña de decirnos que eran "gratis"... Que aguza'o el hombre, pero ¡mucho más aguza'os nosotros! :) Ya lo sé para la próxima.

    ResponderBorrar
  3. ay mira, yo le monto en tribuna lo que dijo de que era gratis por aprontao' jajajaja ah, y cómo es el monedero??? I don't remember

    ResponderBorrar
  4. Ya puse un link con la foto para que lo veas. Está deteriorado por lo mucho que lo he usado, pero ya ves que me sirvió. :)

    ResponderBorrar

Ahora cuéntame tú una historia... O coméntame de la mía, me encantará leer tu opinión.