miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Viaje de placer o de negocios?

Viajar siempre ha sido mi pasión. Por eso en algún momento de mi vida comencé a fantasear con la idea de tener un trabajo en el que tuviera que viajar, sino constantemente, al menos que fuera frecuente. Como a mucha gente, a mi también me parecía una buena oportunidad de viajar con los "gastos pagos". Una de mis amigas de juventud lo consiguió una vez, y viajaba de aquí para allá disfrutando de la camaradería (real o forzada) que se ve en las relaciones de trabajo, especialmente con los que están de visita. Yo soñaba con lo mismo, y más cuando me contaba de sus viajes. Recuerdo que me dijo que en un viaje que hizo a Texas había aprovechado para comprarse unas botas vaqueras genuinas... a mi no me gustan de ese estilo, pero en ese momento qué bonito sonaba en mi imaginación. Yo pasaba por alto los pormenores, yo lo que quería era viajar.

¿Me creerán que hasta consideré —y cuidado que tampoco se lo dije a nadie— la idea de entrar en el ejército por el simple hecho de que eso conllevaría viajar a lugares lejanos? No fue hasta que me imaginé haciendo "lagartijas" a gusto de algún comandante que se me quitaron las ganas. En la vida nada es gratis y yo no estaba dispuesta a seguir ordenes ni a comprometer mi vida. Viajaré con gastos pagos, pero los gastos los pago yo, sin compromisos ni deudas a nadie. Con el tiempo me di cuenta que viajar por trabajo no era tan divertido, especialmente cuando me tocó probarlo en primera persona.

Como se ha hecho costumbre en todo lo que se refiere a mí, nada está completamente en el mismo lugar. Parece que siempre tengo una linea fronteriza que lo abarca todo. No solo vivo en un lugar y tengo mi familia en otro, sino que trabajo en NY y mi jefa y compañeras de trabajo están en Michigan. En fin, que me la paso coordinando mi vida y mi trabajo en más de un lugar a la vez. Y así fue que me inicié en eso de los viajes de negocios.


Este fin de semana haré otro de esos viajes a Michigan después de dos años de no ir. Con eso de la economía los viajes estuvieron suspendidos un tiempo y yo muy bien me aproveché de esa excusa para retrasar esta visita. Pero las cosas han mejorado en mi compañía —gracias a Dios por eso— y con jefa nueva no hay de dónde inventar nuevas excusas. Las primeras veces me aburrí un montón y trabajé más horas que estando en Nueva York. Yo no sé si tiene que ver con el hecho de que Allegan (donde esta hubicada la empresa) es un pueblo pequeño, pero la verdad es que hay pocas cosas que hacer luego del trabajo. ¿O será que no me dediqué a buscar esas opciones? Que mal acostumbrada estoy en mi metrópolis que a veces ni me ocupo en aprovechar todo lo que ofrece mi ciudad... Pero esta vez veo el viaje a Michigan con otros ojos. Luego de varias visitas y de conocer mejor a mis compañeras, mi relación con ellas se va acercado más a la que tendría si estuviésemos en el mismo lugar, y al hablar por teléfono me las imagino en la oficina contigua y no a millas de distancia.

Viajar de trabajo puede tener sus inconvenientes porque las decisiones no las tomas del todo tú, ni el momento o duración del viaje, y del destino ni hablar... Porque no creo que hubiese escogido el pueblo de Allegan para hacer turismo. Pero esta vez tengo una actitud diferente y unas cuantas invitaciones a cenar, y espero que no sea una experiencia agotadora y solitaria como han sido las anteriores. El reto que me he propuesto esta vez es afinar esa línea que divide esas dos categorías, y cuando surja la pregunta de que si el viaje es por negocios o por placer pueda responder que en esta ocasión viajo por las dos. ¡Ah, y con los gastos pagos!

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