sábado, 1 de mayo de 2010

Cuando la vea, sé que lloraré


Mi sueño de la infancia era viajar a París para ver la Torre Eiffel, y con los años alimenté ese sueño tratando de aprender el idioma (sin éxito), y enamorandome cada vez más de un país que nunca había pisado. Aún de adulta el viaje a París seguía siendo importante para mi y cuando Altin me propuso ir, no tuve que pensarlo dos veces para decir que sí. Tras el largo vuelo de Nueva York a París, la vuelta en el metro y el chequeo en el hotel lo primero que quise hacer fue ir a ver la torre. Pero entonces fue cuando empecé a sentir pánico.
 
Por supuesto que ver la torre no me daba miedo, pero era un acontecimiento tan idealizado en mi mente que temía que al final la experiencia no llenara mis expectativas. De camino, antes de coger el Metro de nuevo, nos detuvimos en un mercado de artesanías, no muy francés pero no menos interesante, que me entretuvo y me ayudó a relajarme y casi olvidar a donde iba. Y me relajé tanto que me tomó completamente por sorpresa cuando la torre apareció a unos pocos metros de distancia mostrando una pata entre dos edificios. Me sentí como si la torre estuviera jugando de esconder conmigo todo ese tiempo y yo ajena de que era parte de su juego. En ese mismo instante, de la impresión, se me salió el aire de los pulmones como si hubiese visto a alguien que conocía pero que no veía desde hace tiempo y con los ojos llorosos, y la mano no muy firme, comencé a grabar un video de la impresionante mole de acero.

Así filmando de arriba hacia abajo me di cuenta de que en el fondo, casi al final de la calle que conduce a la torre, un oficial de policía estaba haciendo un arresto. Así que terminé la filmación de la torre y la acción policial mientras caminábamos por la calle en nuestro camino hacia la torre. De repente, oí que el oficial de policía me preguntó: Parlez vous Français? No. Le respondí, sintiendo que mentía aunque no era así. No me puedes grabar en video, me dijo en inglés con un fuerte acento francés, y en ese momento temí que mi sueño de unas vacaciones en París se estaba convirtiendo en una pesadilla. Contra todo sentido común me escuché responder desafiante. Porque a veces cuando estoy bajo estrés se me olvidan las consecuencias y me desconecto de la realidad. Lo único que se me ocurrió fue decir: Yo estaba filmando la torre y usted estaba en el medio. Pero... ¿Estaba tratando de que me arrestaran? La verdad es que no pensé en eso, sólo reaccioné. Afortunadamente, el segundo oficial se acercó y dijo: Está bien, ella es turista. Y sin mirar hacia atrás nos alejamos, entre risitas por supuesto, porque estábamos nerviosos.

Una vez que estábamos a una distancia considerablemente segura saqué la cámara para ver lo que había filmado en ella y descubrí que al final la vida nos jugó una broma a nosotros. En mi emoción al ver la torre dejé la cámara prendida cuando no bebía y apagada cuando quería grabar. Lo que conseguí finalmente grabar fueron nuestros pies y sombras sobre el camino.

Así que no grabé las imágenes iniciales de la torre ni las del arresto, pero incluso eso y el pequeño incidente con la policía no fueron capaces de eclipsar lo que sentía al estar en ese lugar mágico de mi infancia. París estaba allí para que yo me perdiera en ella y la torre Eiffel dispuesta a encontrarse conmigo y ser testigo de mis lágrimas. Si tuve miedo a la decepción antes del viaje, ese día desapareció. Y cuando vi París desde lo alto de la torre sentí que la ciudad de las luces era mía, y que en ese momento yo era invencible.


PD: Esta historia también se publicó en inglés el 17 de agosto de 2010 como entrada invitada en el blog nerd's eye view. Para leerlo pincha aquí.

6 comentarios:

  1. Amiguita, no sabía de esta historia, pero me gusto mucho tu forma de contarla ;-)

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  2. BTW... Soy tu primera seguidora, jajajaja

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  3. Un talento en secreto! Escribes muy bien, te felicito.
    C'est la classe!

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  4. Lymaris...brava!!!!!! Muchas felicidades y celebro el salto a la fama en la red...

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  5. Lyma, me pareció muy poético, y simbólico a la vez, lo de “Lo que conseguí finalmente grabar fueron nuestros pies y sombras sobre el camino.” Es decir, que tras la aventura del policía, el arresto y la visión del monumento francés lo que captaste fueron precisamente los pies. [Tus] pies, que recorrieron el camino (a path of life) e hicieron posible tu sueño (la Torre).

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