sábado, 22 de mayo de 2010

El Fish Market de Tokyo

Sonó el reloj despertador antes de las 5 de la mañana pero yo ya estaba despierta, porque había llegado el día de visitar el fish market o pescadería de Tokyo. Y también porque, con la diferencia de zona, no me pude adaptar al horario y no me daba sueño a las horas que debía. La idea de salir a la calle de madrugada no es de mi particular agrado y menos cuando estoy de vacaciones, así que aunque no tenía sueño prefería quedarme cómoda en la cama del hotel. Pero era la única oportunidad de ir, porque el mercado se mueve a esas horas y para cuando sale el sol la acción ya ha terminado. Así que no había más remedio que salir de una buena vez.

Mientras se acerca uno al mercado por las calles oscuras de Tokyo, va apareciendo más gente (turistas) con la misma intención y búsqueda, y el camino no parece tan peligroso. Una vez allí, la impresión que da es la de haber encontrado una ciudad clandestina, brillante por las luces colgantes y muy movida. Y hay que estar bien despierto y mirar a todos lados, porque si no andas con cuidado puedes quedar atropellado por uno de los carros de carga que parecen no frenar nunca. Quién diría que los taxis de NYC me parecen menos agresivos en comparación.

En el mercado descubrí que la gente realmente come de todo, al menos en Japón, y que hay más criaturas en el mar que los pececitos de colores a los que yo estaba acostumbrada. Y aunque es una visita obligada si vas a Tokyo, no es un lugar para los que se respingan fácilmente, porque hay animales bastante extraños. Por allí vi pulpos y calamares de colores que variaban entre el violeta y el rojo, peces de todas clases en neveras o pequeñas peceras seleccionados por tamaños, serpientes marinas y hasta ¡erizos! Había calamares, y almejas de todas las formas y colores. Algunos llegan congelados, los menos, porque la mayoría están vivos, esperando su destino. Y no esperarán por mucho tiempo porque en Japón se come pescado hasta en el desayuno.
El dinero se maneja en lo que parecen pequeñas transacciones de bolsa. Y se ven en grupos tomando notas por todas partes. Yo, como no sé nada de japonés, me limito a decir que se ve complicado y que entiendo mucho menos cómo se las arreglan para poner precio a la mercancía. 

Y una vez que termina la compra y venta, se pueden ver a los maestros listos para hacer el corte de su trofeo: un atún gigantesco que servirá de sushi en algún restaurante de la ciudad. Y digo maestros porque usan unos cuchillos, tipo espada, que se nota a leguas lo amolados que están. Algunos atunes se venden enteros (congelados), pero otros se venden en cortes y eso puede determinar el precio del pescado. Por eso se les ve tan dedicados y cuidadosos.

En definitiva, que es una experiencia inolvidable. Y para mi fue uno de los lugares más impresionantes que visité en Japón. La cantidad de colores, olores y el ruido por todas partes te sobrecarga de impresiones, pero a pesar de tanto pescado crudo, se te queda un buen sabor en la memoria. Y hablando de sabores, está de más decir que en Tokyo se come el mejor sushi del mundo. Pero de eso, y de cómo llegó a ser una de mis comidas favoritas les cuento otro día. Aquí les dejo un video, que por suerte logré rescatar, donde se ve el trabajo en equipo necesario para cortar el atún.


PD: El mercado está cerrado los domingos y algunos miércoles por lo que es recomendable no comer sushi en esos días.

2 comentarios:

  1. ya lo se, para no pedir sushi esos dias, jajajajajajajajajajajajajajajaja. Si fuera por la frescura del pescado aca no lo comeriamos nunca, porque dudo que en los lugares aca tengan el pescado del mismo dia. Se que me encataria probar el original, algun dia me llevaras contigo (cuando yo gane lo mismo que tu y lo pueda pagar, jajaja) o si me gano la loto que juego muy esporadicamente :-P

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  2. No te preocupes que seguro te llevaremos en alguno de nuestros viajes. :) Yo ya le comenté de eso al mister. Así que comienza a ahorrar desde ahora.

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