sábado, 9 de octubre de 2010

De salmón y otras cosas en el Pike Place Market

El mercado de Pike Place es la atracción más recomendada en todo Seattle. Por estar localizado precisamente en la calle del mismo nombre se le bautizó así, pero la gente de Seattle raramente lo llama de otra forma que no sea simplemente el mercado. Lo más llamativo del lugar, y lo primero que salta a la vista, es ver como los chicos de la pescadería Pike Place Fish lanzan salmones de un lado al otro del estante mostrador como exhibición y entretenimiento. Así llaman la atención de los visitantes, nos hacen sonreír, y por supuesto nos invitan a comprar. Aparte de verlos a ellos con el espectáculo, tú tambien puedes ser parte del Show. Yo no me atreví, y con tanta gente mirando menos todavía. Ese pescado flácido volando hacia mí no me hacía mucha gracia; aparte de quedar oliendo a pescado el resto del día. Pero me disfruté mucho viendo a los chicos hasta que, para sorpresa mía, una chica pidió hacerlo también. Wow, ahí va una valiente - me dije a mi misma.

La muchacha no paraba de reír, obviamente estaba nerviosa. Los muchachos la animaron y le explicaron como debía poner las manos, le dejaron tocarlo para que se familiarizara con la textura y la piel fria del pez, pero ella ¡no paraba de reír! Acá yo sufría por ella, como cuando vemos a alguien en televisión intentar algo difícil y terminamos sentados en la punta del asiento, expectantes; así estaba yo por aquella chica. Le dieron una de prueba desde muy cerquita y luego a la gran final. Todo el público esperando, ella combatiendo los nervios, los chicos cantando a gritos su canción de "guerra" y ¡zas! el salmón salió volando hacia las manos de la muchacha. Todos aplaudieron su hazaña, ¡lo había conseguido! Vencedora, levantó el pez por la cola como su trofeo. Siempre sonriente.

Pero lo divertido no es tan sólo la pescadería, porque hay mucho más que ver y probar en el mercado. Hay tiendas y restaurantes en los alrededores del mercado, y los músicos callejeros le dan vida extendida al lugar. Como este chico, que con su banjo entretenía a todos los transeúntes. Luego de escucharlo un rato, esperando a mi amiga Lorna que se me perdió entre el gentío, nos fuimos a ver los otros puestos del mercado.

Hay flores por doquier, de colores y formas diferentes para mi. Creo que eran dalias las que me llamaron la atención, aunque yo de flores no se mucho, y también olía a lavanda por los pasillos. Había miel y mermeladas artesanales con muestras para probar y otro puesto dónde vendían jerky de salmón con diferentes especias. Eso lo probé allí por primera vez y quedé sorprendida de lo bien que sabe. Es que eso de comer carne seca nunca me llamó la atención. Pero el salmón está en todos lados por allá en el oeste; había que probarlo. El puesto de venta que más me impresionó fue una estantería de pastas tan variado y colorido que de allí se podría comer pastas diferente todos los días por algunos meses sin repetir una receta. Había desde las más pequeñas como el orzo hasta largos espaguetis, pastas lisas, otras rizadas... En fin, un mundo para el que le gusta la comida italiana, desde las tradicionales hasta las novedosas, porque tenían espaguetis hasta de ¡¿de chocolate?!

Hicimos el recorrido por los estantes mientras nos comíamos unas deliciosas nectarinas gracias a Lorna y Jimmy que nos las invitaron. ¡Y que jugosas estaban! A mi me pareció interesante compartir todos juntos y ver las cosas desde otro punto de vista influenciado por ellos que ya lo habían visto antes. Aparte de que Lorna se encontraba con toda clase de conocidos. De algún modo extraño me hizo sentir, aunque fuera un poquito, que era parte de ese lugar. Luego fuimos a una pequeña tienda de artículos hispanos para conseguir unos platanutres por encargo para una amiga de ella. Yo me puedo dar esos antojos mucho más fácil en NYC - pensaba yo - ahí es que aprecia uno las pequeñas cosas que tenemos y que tantas veces damos por sentado. 

Pero mi tienda favorita fue Sur la Table, porque venden toda clase de artículos de cocina, desde las Le creuset hasta los utensilios de cocina más pequeños. Y que bonito se ve todo, aunque no te guste cocinar. Gracias a Altin y a Jimmy por acompañarnos pacientemente a explorar la tienda pasillo a pasillo. Hay otras localidades, incluyendo una en NYC, que no he visitado aún, pero la de Seattle fue la primera que abrió sus puertas en 1972 y aún permanece en el mismo local. 

Otra que también se originó en Seattle es la ya muy conocida Starbucks, que abrió sus puertas en 1971. La fila para comprar café era muy larga y bueno, tengo que decir que su café ha cambiado para menos. Así que sólo le tomé la foto a su sello emblema y nos fuimos a disfrutar de otro grupo de música que tocaba frente a sus puertas, una música al estilo swing jazz o el llamado jazz de la costa oeste, muy pegajoso y sofisticado.
Hay muchas otras tiendas, puestos de artesanías, y restaurantes que merecían más tiempo, pero me dio un dolor de migraña que nos acortó la visita ese día. Además de eso me quedé sin probar los crumpets, porque The Crumpet Shop ya estaba cerrado cuando volvimos. ¿Lección aprendida? que no siempre se puede hacer todo lo que uno quiere o tiene planeado. Pero obtuve consuelo comiéndome un delicioso gelato en Bottega Italiana, que no podía dejar pasar antes de irnos de Seattle en ruta para Vancouver. La otra cosa que me quedó claro es que ¡merece la pena volver!   

4 comentarios:

  1. jajaja Yo no me perdi!!! fuiste tu!!1 jajaja Bueno si acaso nos quedamos por aca, la proxima te quedas en nuestra casa! ;-)

    ResponderBorrar
  2. Gracias por la invitación! Seguro que si!! :)

    ResponderBorrar
  3. Yo se que tambien estoy invitada, pero no se cuando podre ir :-(

    Que entrometia y presenta yo!!

    ResponderBorrar
  4. Angelita, que bueno que tambien lo sepas, yo se que viajar para aca igual al final es un poco mas dificil que para el este... Igual me alegra que sepas que tambien estas invitada ;-) Si me pego en la loto te pago el pasaje!! jajaja

    ResponderBorrar

Ahora cuéntame tú una historia... O coméntame de la mía, me encantará leer tu opinión.