jueves, 18 de noviembre de 2010

París también bailó La Gasolina

París no es sólo para los franceses, al llegar allí me di cuenta de que, como en cualquier otra gran ciudad, hay muchos inmigrantes establecidos que mantienen su cultura; aunque no siempre a simple vista. Esa noche ya era tarde, pero buscábamos un lugar para cenar algo sencillo. Encontramos una pizzería que definitivamente ofrecía mucho más que la receta tradicional. Pedimos una ensalada niçoise y una pizza de queso pequeña para compartir. Y tengo que decir que después de tantos años aún la recuerdo como la mejor ensalada niçoise que me he comido. La presentación era excelente, especialmente tratándose de una pizzería, y los ingredientes muy frescos. Pero este pequeño restaurante resultó ser una experiencia mucho más interesante.

Mientras comíamos nos llamó la atención la música que se escuchaba desde el piso superior. Parece que tienen una fiesta allá arriba - comentamos mientras terminábamos la pizza, y en eso fue que comenzó a sonar La Gasolina. Sí, esa misma canción de Daddy Yankie que se te pega y no te deja.  A ella le gusta la gasolina... dame más gasolina... ¡No me lo podía creer! Y no es que fuera la primera vez, en Japón también la escuché sonar en una tienda de artículos electrónicos, pero esto era París, nada menos. Eramos los únicos en el restaurante, lo que me hace pensar que, o estábamos a destiempo o en un área poco concurrida, así que el servicio, aparte de muy cordial, era todo para nosotros. La música ya había cambiado a otra más tradicional al estilo medio oriente y al preguntarle al dependiente qué sucedía en el piso de arriba nos respondió que era una fiesta marroquí y muy amablemente ¡nos invitó a subir! Yo al principio como que no me atrevía, pero subimos.

¿En que momento me imaginé yo que entraría en una fiesta como esa? Jamás. Yo estaba en Francia y no  me esperaba otra cosa que no fuera música de acordeón, así que todo este asunto me cogió desprevenida. No sé qué celebraban y obviamente no conocía a nadie, pero el espectáculo visual era muy envolvente. Nos sentamos en un área un poco retirada, desde donde podíamos ver el ambiente. Todo estaba a media luz, la música alta y algunas de las chicas bailaban al estilo danza del vientre mientras los chicos aplaudían sus movimientos. Aunque a veces nos parece que ese baile es muy sensual, el ambiente allí era casual y divertido. No llevaban vestiduras de lentejuelas ni mucho menos, las chicas sólo se amarraban una cinta en las caderas para enfatizar su baile, todos reían y se notaba que la estaban pasando de maravilla. A nuestro lado se sentó un grupo de chicos y chicas que fumaban de una hookah, una de esas pipas de origen oriental. Nos ofrecieron y al ver nuestra negativa nos explicaron que aquello era muy normal y que, según la chica, en vez de tabaco aquello era de molasses con sabor a manzana. Aún así no lo probamos. Y no puedo decir que me sentí a gusto en aquel lugar, no porque me trataran mal, todo lo contrario, la gente fue muy amable con dos extraños colados en su party, pero para mí el choque cultural era muy intenso y mis sentidos estaban sobrecargados. Yo estaba hipnotizada con los bailes, el humo que olía a frutas, y preguntándome todo el tiempo cómo fue que acabamos haciendo un viaje dentro de otro.  

Cuando nos fuimos de la fiesta calle abajo en dirección a nuestro hotel, aún seguíamos incrédulos de haber tenido la extraña oportunidad que se nos había presentado y nos reíamos sin parar. Esa noche nada parecía tener sentido pues de Francia pasamos a Marruecos conectados solamente por el rap de Puerto Rico. Aquello no tenía ni pies ni pisada, pero así son algunos viajes... llenos de sorpresas.

2 comentarios:

  1. En ningún lugar del mundo han logrado hacer regguetón como nosotros. Han intentado pero jamás igual. Además, es super mega extra contagioso y le gusta a todo el mundo aunque lo quieran negar.

    Me hubiera gustado ver los bailes de bellydance...

    ResponderBorrar
  2. Tengo que confesar que, aunque no escucho regguetón, esa canción me gusta.

    Por otro lado, siempre que veo algo de bellydance me acuerdo de ti. :)

    ResponderBorrar

Ahora cuéntame tú una historia... O coméntame de la mía, me encantará leer tu opinión.